Taiana, el candidato K de Buenos Aires que estuvo preso por terrorista y hacer explotar el bar «Ibérico»

En 1975, bajo el gobierno constitucional de Isabel Perón, Jorge Enrique Taiana fue detenido en el marco de la “guerra interna” del peronismo contra su ala montonera. Casi medio siglo después, vuelve como candidato a diputado nacional por Buenos Aires dentro del peronismo. En el medio, una historia con zonas grises: versiones que lo vinculan al atentado del Bar El Ibérico (1975), expedientes extraviados, años de prisión sin sentencia y una liberación en 1982 durante la dictadura de Galtieri. Lo probado, lo que se dice y lo que se borró.

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El país era otro, pero el temblor era idéntico. El 4 de julio de 1975, cuando la presidencia de María Estela Martínez de Perón naufragaba entre facciones y plomo, una bomba estalló en el baño de caballeros del Bar El Ibérico, en Córdoba y Uruguay. Hubo dos muertos y varios heridos. Con los años, circularon relatos políticos y mediáticos que atribuyeron ese ataque —al menos en su planificación— a Jorge Enrique Taiana, entonces un cuadro de la izquierda peronista; que el blanco habría sido un oficial naval habitué del local; que ese día no fue y murieron una mujer ajena a todo y un mozo. Esas afirmaciones no están respaldadas por sentencias ni expedientes públicos disponibles; forman parte de una memoria en disputa que reaparece cada vez que Taiana vuelve a escena.

Lo verificable es más austero y más contundente. Taiana fue detenido el 26 de junio de 1975, antes del golpe de 1976, y permaneció preso hasta noviembre de 1982, cuando recuperó la libertad bajo régimen de vigilancia. Estuvo detenido a disposición del Poder Ejecutivo (PEN), es decir, sin condena judicial. Esto surge de su testimonio en Memoria Abierta y de registros públicos de época.

Durante aquel gobierno constitucional, Isabel Perón y su ministro José López Rega impulsaron detenciones preventivas de dirigentes y militantes vinculados a organizaciones armadas. En ese marco, Taiana fue señalado por vínculos con Montoneros; versiones de la época —no corroboradas con documentación judicial— agregan que en la vivienda que compartía con su esposa se habrían hallado armas y materiales para fabricar explosivos. La judicialización de esas acusaciones no aparece hoy documentada: parte de los expedientes desaparecieron o no son accesibles, un vacío que alimenta las conjeturas.

En 1982, todavía en dictadura, y ya con Leopoldo Galtieri en la Casa Rosada, Taiana salió de prisión. No hay registros de absolución ni de condena cumplida: su propia declaración ubica la salida bajo libertad vigilada, tras más de siete años de encierro sin juicio ni sentencia firme.

Décadas más tarde, el péndulo político lo trajo de vuelta al centro de la escena: canciller de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, ministro de Defensa (2021–2023) y, hoy, candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires en la órbita peronista, según la cobertura de medios afines al oficialismo kirchnerista y portales políticos.

La paradoja es evidente: un dirigente detenido por un gobierno peronista en 1975, acusado entonces de adherir a la fracción que intentaba dinamitar al propio peronismo desde adentro, regresa como candidato del peronismo. Y vuelve con un pasado que no cierra del todo: un atentado brutal con versiones que lo rozan pero sin sentencia; archivos faltantes; y un largo encierro sin condena, que —según él mismo declaró— finalizó bajo vigilancia y no por cumplimiento de pena. Para algunos, prueba de persecución; para otros, síntoma de impunidad burocrática y memoria selectiva del Estado.

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