El narco populismo de Evo Morales vive en Bolivia sus últimos días: corrupción y peleas mafiosas internas apuran su hora final
El MAS enfrenta una candidatura oficialista hundida en las encuestas, escándalos de corrupción que salpican a los hijos del presidente Luis Arce, una interna feroz con Evo Morales y denuncias de presos políticos, Bolivia se encamina al fin del ciclo populista. La sociedad, harta del autoritarismo y el uso mafioso del poder, se inclina por opciones liberales de centro-derecha que prometen reconstruir el país desde la libertad y el orden institucional.
El Movimiento al Socialismo (MAS), el partido que dominó Bolivia durante casi dos décadas bajo los mandatos de Evo Morales y Luis Arce, atraviesa sus últimos estertores como fuerza política relevante. La candidatura presidencial de Eduardo del Castillo, exministro del Interior de Arce, no supera el 3 % de intención de voto, y todos los indicios apuntan a una derrota histórica. Pero más que una simple caída electoral, lo que se vive en Bolivia es el fin de una estructura corrupta, autoritaria y enfrentada consigo misma.
🧨 Corrupción en familia: el escándalo que hundió al oficialismo
El detonante del colapso del MAS no fue únicamente el desgaste natural del poder, sino la exposición pública de una red de corrupción protagonizada por los hijos del presidente Arce, una saga que recuerda a lo ocurrido en Argentina, donde los hijos del kirchnerismo fueron utilizados como testaferros de la corrupción familiar. En Bolivia, los casos son igual de groseros:
- Rafael y Camila Arce Mosqueira accedieron a USD 9,1 millones en créditos bancarios en 2021, sin experiencia, sin garantías y con avales exprés.
- Compraron el predio “Adán y Eva” en Santa Cruz, de más de 2.100 hectáreas, por USD 3,3 millones.
- Violaron una pausa ambiental decretada por el propio Gobierno, deforestando al menos 182 hectáreas en 2024.
- Se benefician de un puente público construido a 15 km del campo familiar, financiado por el Ministerio de la Presidencia.
- Luis Marcelo Arce, el hijo mayor, fue denunciado por actuar como intermediario en contratos del litio sin tener ningún cargo oficial.
La acumulación de estas irregularidades no solo afectó a la figura presidencial: arrasó con la credibilidad del MAS, ahora reducido a defender lo indefendible.
🔪 Guerra interna: Arce vs. Evo, una pelea mafiosa por el poder
A este escenario explosivo se le sumó una guerra intestina entre el propio Luis Arce y su exjefe político, Evo Morales, quienes llevaron su disputa personal a niveles insólitos: uso de recursos del Estado para atacarse mutuamente, enfrentamientos en las calles entre militantes y hasta paralización de funciones institucionales. Tuvieron al país como rehén, profundizando el rechazo ciudadano.
El resultado fue una fractura expuesta: Morales denuncia “proscripción”, pero el pueblo dejó de creerle. Sus causas por abuso de menores y violación —archivadas bajo presión política durante años— han vuelto a instalarse en la agenda pública. Ya no lo proscribió la Justicia: lo proscribió la gente.
🔒 Autoritarismo y presos políticos
Mientras tanto, Jeanine Áñez, expresidenta constitucional interina —quien asumió por línea sucesoria legítima en 2019 tras la renuncia de Morales y llamó a elecciones en menos de un año—, permanece encarcelada por razones políticas. Es el símbolo más claro de que el MAS devino en una narcodictadura sudamericana: criminalizando opositores, premiando aliados y violando el Estado de derecho.
📊 Las encuestas confirman el fin del ciclo
Con el oficialismo desplomado, dos expresiones de centro-derecha liberal lideran las preferencias:
✅ Samuel Doria Medina (Unidad Nacional)
- 18 % a 24 % de intención de voto
- Propone políticas de shock económico, reducción de impuestos, cierre de empresas públicas ineficientes y promoción del sector privado.
- Aboga por una Bolivia de prosperidad, apertura y reconstrucción institucional.
✅ Jorge “Tuto” Quiroga (Alianza Libre – Libertad y Democracia)
- 15 % a 22 % de intención de voto
- Promete «recuperar la libertad para Bolivia», combatir el narcotráfico y reducir el estatalismo.
- Propone reformas liberales, seguridad institucional y un gobierno de ley y orden.
Entre ambos se disputa el voto de una sociedad que parece haber aprendido del desastre del socialismo del siglo XXI, y que hoy opta por volver a los valores de la república, la propiedad privada y la libertad económica.
⚠️ Conclusión
El MAS está en su ocaso. Corrompido hasta la médula, enfrentado internamente, con causas judiciales que manchan a su dirigencia y a sus hijos, y con una candidatura sin votos ni respaldo, el partido que prometió igualdad termina hundido en el barro de la corrupción familiar y el autoritarismo institucional.
Bolivia parece estar despertando. Y ese despertar libertario y republicano empieza en las urnas.
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