Ñoqui de día, vándala de noche: empleada del gobierno de Kicillof detenida por vandalizar la casa de José Luis Espert

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Una escena tan grotesca como simbólica expuso esta semana el verdadero rostro de una parte del aparato estatal que resiste al cambio: Alesia Abaigar, una empleada del Ministerio de Mujeres y Diversidad de la provincia de Buenos Aires fue detenida tras arrojar heces y colgar una pancarta en la casa del diputado liberal José Luis Espert.

El hecho fue denunciado públicamente por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, a través de su cuenta de X (ex Twitter), y rápidamente generó revuelo. Aunque sectores del kirchnerismo intentaron desmentir la información, sosteniendo que la agresora pertenecía a un organismo nacional, la verdad los dejó aún más expuestos: sí, trabajó en Nación… pero como ñoqui.

📍 Nombre y prontuario

La autora del hecho fue identificada como Alesia Abaigar, militante afín a los espacios de izquierda kirchnerista y empleada del Ministerio de Mujeres y Diversidad bonaerense, uno de los tantos organismos creados no para resolver problemas reales, sino para alojar militantes con sueldos del Estado sin responsabilidades claras.

Abaigar ya había sido despedida en 2024 del ENACOM, donde figuraba como empleada pero no se presentaba a trabajar. Fue cesanteada tras detectarse prolongadas ausencias injustificadas, lo que confirma que cobraba sin cumplir funciones: una ñoqui en regla.

Tras su salida del ENACOM, lejos de abandonar la función pública, fue “reciclada” por la provincia de Buenos Aires, donde volvió a cobrar un sueldo estatal, esta vez en el ministerio bonaerense que encabeza Estela Díaz, un organismo con uno de los presupuestos más altos por trabajador del país, y nulo impacto comprobable en la mejora de vida de los bonaerenses.

🧱 Ataque a un diputado y símbolo de la decadencia

El blanco elegido para su acto vandálico fue el domicilio particular de José Luis Espert, uno de los diputados más firmes en denunciar el despilfarro estatal, la violencia política y el curro de los “ministerios de cartón”. Abaigar arrojó excremento y colgó una pancarta con insultos, en un acto que revela la desesperación de quienes ven peligrar sus privilegios.

Fue detenida en flagrancia, gracias a la intervención de las fuerzas de seguridad federales. Su rostro y nombre pasaron a ser el símbolo perfecto de una Argentina que se niega a morir: violenta, dependiente del Estado, intolerante ante las ideas de la libertad.

💸 Ministerios como cajas negras

El caso reabre el debate sobre la existencia de ministerios como el de Mujeres y Diversidad, que funcionan como cajas políticas más que como áreas de gestión real. Son espacios sin control de eficiencia, plagados de empleados militantes, con estructuras superpuestas y escasa rendición de cuentas. Y, como en este caso, con empleados que usan el tiempo y el dinero público para realizar actos violentos.

🧨 La reacción: la casta no quiere trabajar

Para muchos argentinos, el episodio no fue una sorpresa, sino la confirmación de lo que ya se sabía pero pocos se animaban a denunciar: una parte del Estado ha sido secuestrada por militantes que jamás podrían sostenerse en el sector privado. No les molesta que haya recorte: les molesta que se termine el curro.

Y cuando el sistema empieza a cerrarse, salen a hacer lo único que saben: violencia. Porque debatir con ideas les queda grande, y trabajar en serio, ni hablar.

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