De moderadora a ausente: el papelón de la candidata de Unidos que se bajó del debate en Santa Fe
La candidata de Unidos para Cambiar Santa Fe a concejal por la ciudad capital, María Luengo, decidió bajarse del debate público entre aspirantes al Concejo, generando una fuerte ola de críticas que trascendió lo partidario. La decisión impactó de lleno en el clima político local y dejó mal parado a su espacio, que ahora enfrenta cuestionamientos por falta de preparación y coherencia política.
Lo más llamativo del episodio no es solo la ausencia en sí, sino el trasfondo simbólico: Luengo, cuando era conductora de televisión, presentaba debates y defendía públicamente la importancia democrática de esos espacios. Hoy, en el rol de candidata, decide ausentarse sin dar explicaciones convincentes, dejando en claro que su compromiso con la ciudadanía era más cómodo desde el rol de espectadora.
La contradicción expuesta
Luengo supo jactarse, micrófono en mano, de que los candidatos tenían una “responsabilidad social” de presentarse a debatir. Hoy, a días del evento, eligió no dar la cara ante sus adversarios ni ante la sociedad. En redes sociales circula un video de archivo donde, con tono solemne, reclamaba la presencia de todos los postulantes. El contraste con su actitud actual no solo es evidente: es escandaloso.
Fuentes del entorno político sugieren que la candidata, improvisada tras el terremoto que provocó el lanzamiento de Ana Cantiani —referente libertaria y actual aspirante de La Libertad Avanza—, no cuenta con la preparación suficiente para enfrentar un debate serio. Sus asesores, según trascendidos, prefirieron el costo político de no asistir al debate antes que arriesgarse a exponer debilidades ante las cámaras.
Primer mentira antes de ser electa
La primera mentira de la candidata llegó antes incluso de ser electa. En una entrevista reciente, Luciana Luengo afirmó: “La única promesa que les hago es el compromiso, el laburo y la honestidad”. ¿Cuál es ese compromiso, si decide ausentarse de un debate clave sin otro motivo que el cálculo político? ¿Dónde está la honestidad, si se esconde detrás de encuestas y evita enfrentar a los ciudadanos a quienes pretende representar? La secuencia es clara: primero busca entrar al Concejo, sin que nadie sepa bien para qué —porque ni siquiera se presenta a defender sus propuestas—, y después, si queda tiempo, vendrán los intereses de la gente. Su palabra quedó quebrada y con ella, la confianza de su propio electorado y de toda la ciudadanía.
Reacción de los medios y del arco político
La decisión generó malestar no solo en sus rivales, sino también en los medios de comunicación que organizaban el debate, que vieron desdibujada una instancia democrática clave. Varios periodistas y referentes sociales calificaron la actitud como “inexplicable” y “una falta de respeto al electorado”.
Desde otros espacios políticos, las críticas fueron duras y transversales. Pero quien más capitaliza este episodio es La Libertad Avanza, que disputa con fuerza el electorado no kirchnerista en la ciudad. Con Ana Cantiani como figura en crecimiento, el vacío de Luengo en el escenario público parece confirmar el temor de Unidos a una exposición sin red.
Una decisión que habla por sí sola
Es claro que no se trató de un descuido logístico ni de una agenda apretada: fue una decisión calculada de campaña. Pero es también una decisión que subestima al votante, que evita el cara a cara con los ciudadanos y que transforma una candidata “televisiva” en una figura inconsistente a la hora de los hechos.
Lo que Unidos intenta evitar con esta ausencia es, en sí mismo, un mensaje: su candidata no está lista.
Conclusión
El debate perdido no fue solo el que no se dio en los medios. Fue el que Luengo perdió frente a su propio archivo, frente a sus propias palabras y frente al electorado que esperaba escuchar propuestas. La política requiere coraje, ideas y presencia. Quienes especulan con la imagen, la ventaja en las encuestas y la improvisación mediática, tarde o temprano pagan el precio de la exposición.
En este caso, Luengo eligió el silencio. Pero el silencio, en política, también habla.
Compartí esta noticia